En la ciudad de las luces de neón, las playas interminables y los acentos diversos, existe una Miami que no aparece en los catálogos turísticos. Esa otra ciudad —rigurosa, irónica, dolida, contradictoria— es la que se despliega en Viaje One Way, una antología que reúne a catorce narradores que escriben desde y sobre Miami. Editada por Pedro Medina León y Hernán Vera Álvarez, la obra ofrece un caleidoscopio narrativo que captura la esencia inasible de una ciudad que, para muchos, es más un estado emocional que un punto en el mapa.
La ciudad como relato migrante
El prólogo abre con una pregunta inquieta: ¿cómo narrar una ciudad donde coexisten el glamour y el exilio, el paraíso y la precariedad? Frente a esa imposibilidad, la antología opta por la multiplicidad, por lo fragmentario. Y lo consigue.
En “¿Qué hay para mí?” de Eli Bravo, un coach migratorio con rizos falsos le revela a un recién llegado el arte de habitar el desarraigo. En “Las pirámides del Diner”, Rossana Montoya convierte un turno de madrugada en una odisea lingüística, afectiva y laboral. Ambos cuentos construyen retratos delicados y entrañables de la migración como salto al vacío y oportunidad íntima de reinvención.
Del noir al delirio fantástico
También hay cuentos que se atreven al género. “Mr. Not Guilty” es un policial seco, tenso, donde la justicia se muestra como un teatro macabro. José Abreu Felippe, en “Regreso a casa”, bordea el realismo mágico con un exiliado que encuentra consuelo entre animales callejeros y recuerdos fantasmales. Carlos Gámez Pérez, con “Abducciones en la que no es y nunca fue tu ciudad”, mezcla ensayo, diario íntimo y ciencia ficción para explorar el exilio como abducción alienígena. Extraño, lúcido, brillante.
En “Cara a cara”, Gastón Virkel pone el cuerpo —literalmente— frente a la muerte con un humor negrísimo. En “Encuentro en la bahía”, Rosana Ubanell ofrece un relato sereno, casi bucólico, que se convierte en una despedida dulce desde un bote y un perro adoptado.
Miami como mapa emocional
Más que una colección de cuentos, Viaje One Way funciona como una cartografía emocional. Cada texto señala un territorio íntimo: la soledad, la precariedad, la violencia, la ternura inesperada, el extrañamiento lingüístico, la nostalgia.
Escrita en español desde Miami, la antología construye una literatura que ya no se piensa como extranjera. Aquí nadie pide permiso para contar. La ciudad, compleja y bastarda, se acepta como escenario, personaje, espejo. Y estos escritores, venidos de toda América Latina y España, lo hacen sin solemnidad ni folclor. Solo con buena literatura.