Tus pequeñas huellas: el abismo de la pérdida y el refugio de la palabra

Oswaldo Estrada, autor peruano radicado en Estados Unidos, entrega en Tus pequeñas huellas una narración desgarradora que rompe el silencio sobre una de las experiencias más silenciadas en la maternidad y paternidad contemporánea: la pérdida gestacional y neonatal.

Una historia que atraviesa fronteras

Desde la primera página, el lector es arrastrado al núcleo emocional de la historia: una pareja migrante —Andrés y Marena— lidia con la pérdida de dos bebés, Alma y Diego, durante el segundo trimestre del embarazo. Lo que podría haberse contado en clave de intimidad, se convierte en una exploración de la diáspora, la memoria y el dolor compartido. Estrada, sin caer en sentimentalismos, narra las múltiples capas del duelo: la rabia, el vacío, la esperanza frágil y, sobre todo, la voluntad de no olvidar.

Nueva York, Lima, Cusco y Lambertville se convierten en escenarios del luto, reflejando las rutas fragmentadas de los migrantes que, lejos de sus tierras, deben construir rituales nuevos para despedirse de sus muertos. El tránsito entre culturas —católica, budista, ancestral andina— configura una espiritualidad múltiple y sin fronteras, en la que el duelo se transforma en búsqueda.

Escritura como resistencia

La narración alterna entre la voz de Andrés, íntima y reflexiva, y la de Marena, vibrante y resiliente, generando un contrapunto narrativo que permite asomarse a la complejidad de la experiencia sin caer en binarismos de género. Ambos personajes escriben —él en cuadernos escondidos, ella en su labor periodística— como una forma de resistencia contra el olvido, contra la deshumanización del sistema médico, y contra el mandato cultural que exige que “superen” el dolor.

La escritura de Estrada, además, pone en evidencia la soledad de los dolientes en contextos hostiles. El silencio en los hospitales, la incomprensión social, el racismo soterrado hacia los cuerpos latinoamericanos y la precariedad médica que afecta desproporcionadamente a los migrantes se convierten en temas transversales que suman densidad política al relato.

Coralidad del duelo

Uno de los logros más significativos del libro es su dimensión coral. A través de testimonios, sesiones de terapia grupal y recuerdos, Tus pequeñas huellas da voz a otras madres y padres que han atravesado por experiencias similares. Estrada crea un espacio de escucha sin juicio, una comunidad narrativa que valida el dolor, lo nombra y lo convierte en parte del archivo afectivo de la migración latinoamericana en EE.UU.

La intertextualidad es otro recurso clave: versos de Billy Joel, Rosa Montero, Vallejo y Kahlil Gibran no solo dialogan con la narración, sino que la dotan de una atmósfera lírica y meditativa. La novela es también un homenaje a la lectura y a la escritura como prácticas de sanación.

Un final poco feliz

Tus pequeñas huellas no ofrece redención ni fórmulas mágicas. Su apuesta es más poderosa: sostener el dolor, hacerle lugar y nombrarlo. En un país donde las pérdidas gestacionales rara vez son reconocidas como muerte legítima, este libro es un acto radical de memoria. No se trata solo de Alma y Diego, sino de todos los bebés que no alcanzaron a vivir y de las huellas que, aun así, dejaron.