Enviado especial, retratos múltiples de una Cuba íntima y ajena

Hay libros que se leen como mapas y otros como espejos. Enviado especial es ambos: una antología donde veinte escritores hispanos, radicados en Estados Unidos, se asoman a Cuba desde su propia historia, su deseo, su sospecha o su desarraigo. Lo que los une no es una postura ideológica ni un estilo en común, sino la necesidad de tocar esa isla que ha sido, para muchos, símbolo, utopía, herida o simplemente un país amado y contradictorio. Bajo la edición de Hernán Vera Álvarez y el sello de Suburbano Ediciones, el volumen se presenta como un cruce de géneros —crónica, cuento, memoria, ensayo, monólogo íntimo— donde cada autor pone en juego una versión de Cuba que le pertenece solo a él o ella.

El libro no busca ofrecer respuestas ni retratos fijos. Por el contrario, es un compendio de preguntas vividas. ¿Qué significa viajar a Cuba por primera vez cuando se ha crecido con la revolución como mito? ¿Cómo se narra un país donde el lenguaje oficial y el real están en constante conflicto? ¿Qué pasa con la Cuba íntima de la abuela, de las tías exiliadas, del amor de verano o del poema leído en la adolescencia? Cada texto es un pasaporte, como sugiere el título del prólogo, 20 pasaportes, firmado por el propio Vera Álvarez.

Hay relatos que rozan la ficción pero se sostienen en la verdad emocional, como Habana de la amargura de Pedro Medina León, que mezcla lo sensorial con la nostalgia de lo que no fue. Hay otros que operan desde la denuncia política, como En el basural de las ideologías de Antonio Díaz Oliva, con una visita a la casa de Hemingway como excusa para reflexionar sobre el desencanto y el uso turístico del mito. En El especial del día, Juan Carlos Pérez-Duthie revive sus crónicas periodísticas de los noventa con un tono agudo, ácido, que recuerda que la isla también fue un espejo roto durante el Período Especial.

Pero más allá de los nombres propios, lo que conmueve es la coralidad. No hay un solo tono, ni una Cuba unificada. Cada escritor mira desde su lugar —desde Tampa, Nueva York, Miami, Chicago, Madrid— y arma un mosaico donde lo político, lo literario y lo íntimo se cruzan. Algunas voces dialogan con el presente, otras con un pasado inventado o heredado, pero todas parecen responder a una misma urgencia: ¿qué hacemos con Cuba en la memoria, en el cuerpo, en el idioma?

La escritura, en muchos de los textos, no busca brillar, sino ser fiel a la experiencia. No hay exotización, ni postal. Incluso cuando se escribe con ternura —como en Recuerdos para cuando pise Cuba, de Ulises Gonzáles—, la isla aparece como territorio que resiste la simplificación. Y eso es lo más valioso de la antología: no endulza, no adoctrina, no vende. Reúne miradas de escritores que, como bien dice el título, fueron enviados especiales no por un medio, sino por su biografía.

Enviado especial es un libro necesario para quien quiera entender las múltiples formas en que Cuba ha tocado la vida de tantos fuera de sus fronteras. Pero también es un ejercicio de escritura colectiva sobre la memoria, la distancia, y el derecho —o la duda— de contar una isla que nunca es solo geografía.