La literatura en español escrita en Estados Unidos es tan diversa como variante. Sus representantes no responden a una sola línea. La mayoría de ellos son migrantes que arribaron al país ya con una obra hispana. Otros, lo menos, han tenido al castellano y al inglés como sus zonas artísticas naturales. Se trata de un fenómeno que se encuentra en constante evolución y, en ese sentido, exige mecanismos de acercamiento y análisis, pero sobre todo de exposición. De esta manera lo han entendido Melanie Márquez Adams y Hemil García Linares en su antología Pertenencia. Narradores Sudamericanos en Estados Unidos (Arms Communis Editorial, 2017) que se vuelve una luz artística en medio de lo que parece una hecatombe política y social en el Mundo.
Desde la lúcida introducción del libro, a cargo de Fernando Olszanski, se delinea el objetivo de la obra: la apuesta es por el arte ante la barbarie, la palabra ante el insulto, la literatura ante la sinrazón. Y continúa Olszanski: “Estados Unidos y el mundo en general, viven en un momento crucial para nuestra sociedad, que se debate internamente entre un mensaje de aislacionismo y de nacionalismo acérrimo, y otro de tolerancia y apertura. El mundo se defiende de la inmigración como si fuera una plaga bíblica. Europa se divide y termina alianzas para no lidiar con este tema, y aquí en Estados Unidos, la xenofobia alcanza niveles alarmantes. Nuestra comunidad, me refiero a la comunidad hispana o latina, no está exenta de los vaivenes políticos que han surgido en los últimos tiempos. De hecho, todos estamos bajo el escrutinio social que nos han impuesto a todos aquellos que hablamos un idioma diferente, lucimos de otro color, o creemos en un más allá que no es el de la mayoría”.
Con esta perspectiva se conjuntan 20 autores de diferentes nacionalidades latinoamericanas como un muestrario de los caminos que ha encontrado el Castellano en Estados Unidos. Los antologados son Marlon Aquino, Elssie Cano Sasha, José Castro Urioste, María del Pilar Clemente Briones, Ariel Dorfman, Hemil García Linares, Plinio Garrido, Gabriel Goldberg, Isaac Goldemberg, Jorge Majfud, Melanie Márquez Adams, Jack Martínez Arias, Pedro Medina León, Eugenia Muñoz Vénganos, Bernardo Navia, Luis Alejandro Ordóñez, José Luis Reyes, Roger Santivañez, Hernán Vera Álvarez y José Ignacio Valenzuela, en ese orden.
Lo numeroso de los autores se dispara hacia dos vertientes cuyo afluente principal es la diversidad. La primera de las cuencas se prefigura en la riqueza de voces, técnicas y experiencias migratorias. Abrir Pertenencia significa encontrarse con plumas que muestran las múltiples líneas de la literatura en Castellano en EEUU. Es lo que pasa finalmente con estas letras del desarraigo: son tan particulares como los millones de seres que han cruzado la frontera y viven y padecen y disfrutan y aman y mueren y callan y gritan en un lugar que muchas veces no deja de resultar extraño: la casa que no es hogar, el vecindario que no es comunidad, el barrio que no es complicidad.
Se describe así el sueño americano que, sin ser pesadilla, se convierte en subsistencia. Y aún con ciertos matices macabros, las satisfacciones florecen de la misma manera en este mismo suelo anglosajón. Eso lo que también se lee en las páginas de la antología. Migrantes que han encontrado a Dios en elevadores empresariales, latinos que se reconocen como habitantes de este país y amores a mitad de la madrugada, tan oscuros y extremos, que en ellos no caben las conmiseraciones ni las culpas. No sólo se trata de llorar por estar lejos del país de nacimiento, sino al mismo tiempo se busca reír y gozar la vida, nos dicen estas letras. El abanico de experiencias es lo que alimente y sostiene a la antología.
La segunda vertiente del libro igualmente se apoya en la diversidad. Así como es siempre gozoso leer varias voces, Pertenencia se nubla por la misma multiplicidad de plumas. Hay autores que sobresalen en sus páginas por la maestría con que manejan la narrativa: saben su oficio y en sus textos subyace un discurso maduro de la migración. Por esta combinación de tonos y autores la antología presenta extraordinarios cuentos junto a escritos con matices menores. Este es el riesgo que se corre con un libro tan heterogéneo como el de Pertenencia.
Y aún con sus variantes, la obra cumple su objetivo de exponer la literatura en español en Estados Unidos y demostrar que el Castellano tiene suficientes armas para florecer artísticamente en un territorio con alma anglosajona.
Xalbador García (México), es Doctor en Literatura Hispanoamericana, escritor y periodista mexicano. Es autor de Leopoldo María Panero o las Máscaras del Tarot (2017), Paredón Nocturno (UAEM, 2004) y La isla de Ulises (Porrúa, 2014), y coautor de El complot anticanónico. Ensayos sobre Rafael Bernal (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2015). Ha publicado las ediciones críticas de El campeón, de Antonio M. Abad (Instituto Cervantes, 2013); Los raros. 1896, de Rubén Darío (Colsan, 2013) y La bohemia de la muerte, de Julio Sesto (Colsan, 2015).
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