
Querer a un cubano es querer lo imposible (y hacerlo igual)
Una carta íntima con nombre y apellido Anjanette Delgado no escribió Cómo querer a un cubano para explicarnos nada. Lo escribió para entender. Para entender a su pareja, Daniel. Para entender a su propia historia con el exilio, con los silencios, con los cuerpos que se quieren pero no se terminan de conocer. Y también para rendirle homenaje a una comunidad: el exilio cubano en Miami, esa tribu emocional que la “recogió” cuando llegó desde Puerto Rico, sexiliada y sacudida por la violencia hacia la mujer. Este no es un libro de respuestas. Es un ensayo confesional —profundo y juguetón, doloroso y encantador a la vez— que se despliega como
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