#Cuba

Volver también es destierro — Una lectura de «No me hablen de Cuba», de Grethel Delgado

Una llegada sin bienvenida “Nadie me recibe y nadie me va a despedir. Hace tiempo dejé de creer en Ítaca.” Así comienza No me hablen de Cuba, con una frase que es golpe seco, confesión íntima y manifiesto generacional. En esta novela, Grethel Delgado no escribe un regreso. Escribe una herida que se reabre. La de la patria que se lleva en el cuerpo como un tatuaje borroso. Esa patria que no siempre es país ni familia, y mucho menos consuelo. El punto de partida es una mujer que vuelve a La Habana tras años de exilio. No hay épica ni romanticismo en su regreso. Lo que hay es desencanto,

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Volver también es destierro — Una lectura de «No me hablen de Cuba», de Grethel Delgado

Una llegada sin bienvenida “Nadie me recibe y nadie me va a despedir. Hace tiempo dejé de creer en Ítaca.” Así comienza No me hablen de Cuba, con una frase que es golpe seco, confesión íntima y manifiesto generacional. En esta novela, Grethel Delgado no escribe un regreso. Escribe una herida que se reabre. La de la patria que se lleva en el cuerpo como un tatuaje borroso. Esa patria que no siempre es país ni familia, y mucho menos consuelo. El punto de partida es una mujer que vuelve a La Habana tras años de exilio. No hay épica ni romanticismo en su regreso. Lo que hay es desencanto,

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